Había una vez un niño que se llamaba Tom y sabía que en el museo Flor de su cuidad se encontraba el cuadro de la Mona Lisa.
Detrás del cuadro había una caja que pertenecía a alguien. Tom cogió la caja y se la llevó a casa. Su madre le dijo que o lo abriera, pero él lo abrió y era un cuadro muy pequeño y muy valioso. La madre le dijo que lo llevara al museo, y él contestó que lo iba a llevar al día siguiente.
Cuando lo llevó, Tom se disculpó por haberlo cogido, y al disculparse se sentía feliz.
Laura (Aula de Muñogalindo)