Un señor llamado Leonardo Da Vinci era muy pobre, pero no le importaba porque era feliz. La Mona Lisa, que era su mejor amiga, le pidió a Leonardo que a partir de ese momento le llamase siembre Gioconda. Él aceptó encantado.
Fruto de su amistad, decidió inmortalizarla en un cuadro utilizando una técnica llamada sfumato. Todo el mundo pensaba que el cuadro era fabuloso y cuando se lo dijeron a Da Vinci, de la emoción, se desmayó.
Llegó el médico y les dijo que le quedaban sólo unas horas. Sólo le iba a dar tiempo para despedirse y en ese momento pidió que le enterrase junto a su cuadro para estar siempre cerca de ella. Su gran amor.
David (Aula de Muñogalindo)